S.O.S. Por La Hortúa

S.O.S. Por La Hortúa

En Mayo de 2021, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula con preocupación que el acelerado aumento de contagios del Coronavirus Covid 19 dejará 200 millones de enfermos y 4 millones de muertos a finales de este año, se torna nuevamente urgente la necesidad de fortalecer los sistemas de salud pública y privada, como lo viene haciendo Colombia desde Marzo de 2020. Sin embargo, la indisciplina social en una nación donde cada mes se registran miles de riñas y fiestas clandestinas a pesar del creciente número de infectados que deja el virus, agrava cada día la escasez de sangre, de Unidades de Cuidado Intensivo (UCIS), de oxígeno, de vacunas y de personal médico calificado.

Por esta dramática situación de salud pública nacional, cobra actualidad una campaña social adelantada por el periodista Germán Navarrete hace 48 años en favor del Hospital de La Hortúa y el Instituto Materno-Infantil, en Bogotá, cuando una crítica escasez de sangre para atender a 127.000 enfermos pobres y la inminente quiebra y cierre total de la entidad por deudas impagables, lo llevó a hacer una cruzada en su calidad de reportero de EL TIEMPO, para salvar a esas instituciones, mediante la invitación al Presidente de la República Misael Pastrana Borrero, al candidato presidencial Alfonso López Michelsen, al Jefe Único del Liberalismo, Julio César Turbay Ayala, a Reinas de Belleza y a gentes del común para que donaran sangre con la cual se pudiera atender a pacientes en peligro de muerte por falta del vital líquido, además de recolectar $39 millones para salvar las finanzas del hospital.

En la gráfica el Sub Director de La Hortúa, médico Alberto Rey Sanabria, le explica al Dr. Turbay Ayala, a Doña Nydia Quintero de Turbay, al periodista y a otros asistentes, la crítica situación de emergencia que afrontaba el hospital en 1973. (Foto de Jorge Parga, cortesía de EL TIEMPO).

El Subdirector Científico del Hospital de La Hortúa, médico Alberto Rey Sanabria, le explica al periodista de EL TIEMPO que la misma camilla que se utilizaba en 1943 es empleada después de 30 años de uso, como lecho improvisado para un enfermo grave a quien se le aplica suero en un salón donde, como se alcanza a observar, hay otros enfermos en varias camillas más. En 1973 en este sitio debía haber solo 8 pacientes para 3 enfermeras, pero frecuentemente se alojaba a 18. Es exactamente la misma situación que se vive en la mayoría de hospitales de Colombia en plena Pandemia del Coronavirus Covid 19, casi 50 años después: Más enfermos, menos Unidades de Cuidado Intensivo, menos oxígeno, menos personal de salud y más estrés y depresión para médicos y enfermeras. Al mismo tiempo más rumbas, más fiestas, más consumo de licor, más peleas en las calles, más indisciplina y más aglomeraciones en todas partes. Una situación que permitía calcular cien mil muertos por Covid 19 en Colombia en Junio de 2021. (Foto de Hernando Medina, cortesía de EL TIEMPO).

Los problemas financieros y administrativos del Hospital San Juan de Dios, de Bogotá, conocido como La Hortúa, han tenido su origen en el carácter de institución pública que se le dio desde su creación por el Rey Felipe V, en la época de la colonización española. En 1723 se puso en funcionamiento y en 1930 fue trasladado a la sede actual de la Calle primera con carrera décima, donde por varios años fue atendido por el personal docente de la Universidad Nacional con una estructura administrativa compuesta por 25 edificios en los cuales se practicaban distintas Especialidades Médicas.

La filosofía del hospital era la de atender a trabajadores pobres que necesitaran atención médica de alta calidad a bajo costo. Sin embargo, nunca se definió a cargo de qué ente gubernamental estaría adscrito: si a la Nación, a la Beneficencia de Cundinamarca o a Bogotá y por ello nadie se responsabilizó de pagar sus deudas. En 1973 el hospital funcionaba con el mismo presupuesto de 1943, mientras el costo de sus servicios aumentó de manera exorbitante en esos 30 años, hasta llevarlo a la quiebra total. Esto fue interpretado en 1979, por diferentes sectores sociales del país, como un intento deliberado para transformarlo en una institución privada, al estilo de las actuales EPS y por eso la institución permanece cerrada.

En 1973 el Hospital de La Hortúa, de Bogotá, atendía cada año a 127.000 enfermos pobres. La falta absoluta de sangre, drogas, instrumental y elementos para hacer curaciones, obligó a la institución a suspender intervenciones quirúrgicas que en el caso de pacientes como el de la gráfica podían representar la vida o la muerte. La situación se agravaba debido a la continua llegada de personas trasladadas de Boyacá, Cundinamarca, Tolima y otros Departamentos, que habían resultado heridas en situaciones de orden público. La grave emergencia de salud pública que esto representaba, llevó al periodista de EL TIEMPO a adelantar una campaña social que tuvo el respaldo de 227 sucursales del Banco de Bogotá, el Gobierno Nacional, los Partidos Liberal y Conservador, periodistas, Reinas de Belleza y diferentes estamentos de la sociedad colombiana. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).

En Noviembre de 1973 el Hospital de La Hortúa debía 22 millones de pesos por concepto de drogas, alimentos, instrumental, primas y sueldos de los trabajadores y los cálculos más optimistas indicaban que a finales de ese año el déficit sería de $30 millones, suma que se consideraba impagable. En esa época la Nación, la Beneficencia de Cundinamarca y el Distrito Especial de Bogotá no estaban dispuestos a encargarse de asumir la responsabilidad del manejo financiero de La Hortúa y el Materno-Infantil y no podían cubrir sus deudas porque alegaban tener compromisos más cuantiosos que debían atender en ese momento. En esas condiciones el cierre del hospital se daba por seguro.

Personal de salud del Hospital de La Hortúa y el Instituto Materno-Infantil de Bogotá avanza a pie con una camilla en la cual se transporta a un paciente, arriesgando la vida por entre los vehículos de la carrera décima con calle primera, porque el túnel adecuado para hacer este traslado no se hallaba en servicio por deterioro total, debido a la falta absoluta de dineros para repararlo. (Foto de Miguel Diaz, cortesía de EL TIEMPO).

Personal de salud del Hospital de La Hortúa y el Instituto Materno-Infantil de Bogotá avanza a pie con una camilla en la cual se transporta a un paciente, arriesgando la vida por entre los vehículos de la carrera décima con calle primera, porque el túnel adecuado para hacer este traslado no se hallaba en servicio por deterioro total, debido a la falta absoluta de dineros para repararlo. (Foto de Miguel Diaz, cortesía de EL TIEMPO).

La crisis económica del Hospital de La Hortúa era de tales dimensiones que al personal no solo se le debía lo correspondiente a 2 años de vacaciones, sino que las enfermeras, los porteros y otros empleados además de no recibir lo correspondiente a Subsidio Familiar, llevaban cinco años sufragando de su propio bolsillo las blusas, zapatos blancos y otros elementos que necesitaban para trabajar. Lo hacían porque comprendían que la entidad se hallaba al borde de la quiebra y esa era su manera de contribuir. En esas condiciones no había un peso para reparar daños como el de la puerta que se ve en la gráfica. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).

La invitación formulada por EL TIEMPO a todos los sectores sociales del país para que donaran sangre con destino a los enfermos pobres del Hospital de La Hortúa tuvo una inmediata reacción positiva, comenzando por importantes jefes políticos.

El Jefe Único del Liberalismo, Julio César Turbay Ayala, acompañado de su señora esposa, Doña Nydia Quintero de Turbay, recorrió las instalaciones del Hospital de La Hortúa para conocer personalmente la problemática que tenía al borde de la quiebra y el cierre total a la entidad, con el propósito de buscar una posible solución a la crisis denunciada por EL TIEMPO. El Subdirector Científico de la entidad, médico Alberto Rey Sanabria, le explicó al doctor Turbay que si no se conseguía rápidamente el dinero necesario para cubrir las deudas el hospital cerraría de manera indefinida en pocos días, por lo cual los trabajadores pobres del país dejarían de ser atendidos en el único hospital público de Bogotá en 1973. (Foto de Jorge Parga, cortesía de EL TIEMPO).  

Serenamente, como si nada estuviera ocurriendo, el candidato Alfonso López Michelsen dialoga con los periodistas colombianos y corresponsales de la Prensa Extranjera convocados a su apartamento, ubicado al lado de la Plaza de Toros de “La Santamaría”, para que asistieran a la donación de medio litro de sangre que haría con destino a los enfermos pobres, en desarrollo de la invitación hecha por Germán Navarrete para que contribuyera con su ejemplo a salvar a  La Hortúa, hospital que en 1973 estaba al borde de la quiebra y el cierre total por deudas que no podía cancelar. La donación de sangre la recibió la enfermera Amparito Huertas. El gesto humanitario del político le dio importancia internacional a la campaña de EL TIEMPO y se convirtió al año siguiente en un estímulo para que los votantes apoyaran el triunfo de López Michelsen como Presidente de la Republica de Colombia para el período 1974-1978. (Foto cortesía de la United Press International (UPI).

¡Estoy listo!

El Jefe Único del Partido Liberal, Julio César Turbay Ayala, se arremanga la camisa poco antes de hacer su donación de medio litro de sangre para contribuir a aumentar las reservas del Hospital San Juan de Dios (La Hortúa), donde se carece de este importante líquido. Su esposa, Doña Nydia Quintero de Turbay, dio un ejemplo similar en representación de la mujer liberal. (Foto de Jorge Parga, cortesía de EL TIEMPO).

Por más de 50 años el Hospital San Juan de Dios, conocido popularmente como “La Hortúa”, se caracterizó porque los días Viernes, Sábados y Domingos centenares de heridos graves procedentes de diferentes lugares de Bogotá y otras ciudades de Colombia congestionaban sus Salas de Urgencia, Cuidados Intensivos y de Recuperación, entre otras, por lo cual era frecuente encontrar filas interminables de pacientes en toda clase de camillas ubicadas a lado y lado de los corredores.

Enfermas como las de la gráfica esperaban pacientemente horas para ser atendidas porque los 55 Centros de Salud que se habían construido en 1973 en 600 barrios de Bogotá eran considerados verdaderos “Monumentos de ladrillo”, porque no se conseguía un médico en las primeras horas del día y menos después de las seis de la tarde. En los años 70 del Siglo XX, para colmo, Bogotá no contaba con helipuertos en edificios altos, ni estaba preparada para una emergencia de salud como la resultante de una posible catástrofe natural.

Y a los problemas logísticos, administrativos y de salud que esto representaba, se agregaba el hecho de que las Juntas Directivas del hospital de La Hortúa llevaban 20 años pidiendo una Planta para salvar vidas en el momento en el que se produjera una falla del servicio de energía eléctrica, sin que nadie les pusiera atención.

Todas estas situaciones críticas permitieron que los colombianos apoyaran la campaña social emprendida por EL TIEMPO para salvar al que se denominaba entonces “El Hospital de los trabajadores” y se produjera no solo una participación colectiva para donar sangre en empresas, Medios de Comunicación, barrios populares, etc., sino que empresas y Bancos se unieran para apoyar la consecución de dinero destinado a evitar la quiebra de La Hortúa. (Foto de Hernando Medina, cortesía de EL TIEMPO).

La enfermera Amparito Huertas, quien tuvo a su cargo recibir la donación de sangre de los líderes políticos Alfonso López Michelsen y Julio César Turbay Ayala, entre otras personalidades del mundo social colombiano, recibe en esta oportunidad la donación de sangre del periodista Germán Navarrete. El acto se hizo públicamente en el Instituto Nacional de Radio y Televisión (Inravisión) y en el espacio del programa “El Club de la Televisión”, dirigido por Carlos Pinzón. Observan el acto el reportero gráfico Vladimiro Posada y la Enfermera Jefe del Hospital de La Hortúa. (Foto cortesía de El Club de la TV).

Gentes de todos los sectores sociales, como los habitantes del barrio “La Victoria”, en el Suroriente de Bogotá, apoyaron solidariamente la donación colectiva de sangre con destino a la atención de enfermos graves del Hospital de La Hortúa. Con ellos aumentó a 156 los donantes y eso permitió salvar vidas de pacientes que requerían intervención médica urgente. (Fotos de Jorge Parga, cortesía de EL TIEMPO).

Por primera vez y en un hecho histórico en el Reinado Nacional de Belleza de Colombia, las participantes en el certamen firmaron en Cartagena una “Resolución de Apoyo a una Campaña Social en pro de un hospital pobre de Bogotá” y anunciaron la donación de sangre al regresar a sus ciudades de origen. El inmediato y favorable impacto social de la actitud de las mujeres más lindas del país, sobre la campaña de EL TIEMPO para salvar al Hospital de La Hortúa, fue posible por lo siguiente: el periodista Germán Navarrete, en una audaz maniobra, redactó la Declaración Real y, con el valioso apoyo de su colega Daniel Samper Pizano, quien cubría el Reinado en la Ciudad Heróica, logró que cada una de las candidatas al Reinado Nacional apoyara y firmara el documento. Una vez confirmada la participación de las beldades de todo el país, se publicó la noticia y esto contribuyó a que los gobiernos Nacional, Departamental y Distrital unieran esfuerzos para evitar la quiebra y el inminente cierre de “El Hospital de los Trabajadores”, intensificándose además el apoyo de más sectores sociales del país.

Este era un reflejo del drama hospitalario de Bogotá en Marzo de 1974: un niño que jugaba con gasolina sufrió graves quemaduras al encender un fósforo. En el Hospital de La Misericordia solo se le pudo aplicar una inyección. Con el pequeño en brazos y llorando por las calles, la joven lo condujo hasta el Hospital Materno-Infantil, donde fue recibido a pesar de carecer de los elementos necesarios. Para esta época la campaña social de EL TIEMPO estaba próxima a una feliz conclusión, al recolectar el dinero necesario para superar el estado de quiebra del Hospital de La Hortúa y el favorable efecto que ello representaba en el funcionamiento del Materno-Infantil de Bogotá. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).

Éxito de la campaña: ¡Se salvó La Hortúa!

La Campaña Social del periódico EL TIEMPO dirigida a salvar de la quiebra y el cierre total del Hospital San Juan de Dios de Bogotá, popularmente conocido como “La Hortúa”, tuvo un éxito rotundo: El 30 de Octubre de 1973 las deudas ascendían a $22 millones y se estimaba que al cierre fiscal del 30 de Diciembre de ese año los compromisos impagables ascenderían a $30 millones, por lo cual automáticamente la institución debería suspender todos sus servicios médicos a los 127 mil enfermos pobres que atendía anualmente. Pero el apoyo de todo el país, el respaldo de 227 sucursales bancarias y los aportes de gentes de todos los estratos sociales lograron lo imposible: ¡ Se recogieron $39 millones !…, nueve millones de pesos más de lo que se necesitaba. Las contribuciones del Gobierno Nacional y la Secretaría de Salud de Bogotá se hicieron efectivas con cargo a un préstamo con el Banco Popular y varios giros del Distrito Especial, mientras los dineros de la ciudadanía fueron entregados en un cheque por el Presidente del Banco de Bogotá, doctor Hernán Tovar, quien aparece a la izquierda, al Subdirector Científico de La Hortúa, médico Alberto Rey Sanabria, en presencia del periodista Germán Navarrete, autor de la cruzada. La histórica ceremonia fue transmitida para todo el país por las cámaras del programa “El Club de la Televisión”, que desde el comienzo apoyó la iniciativa. (Foto de Vladimiro Posada, cortesía de Carlos Pinzón).

Pero una vez solucionada la crisis de La Hortúa, los problemas de otros hospitales agitaron nuevamente el panorama médico de Bogotá: en esta ocasión la Clínica San Pedro Claver, donde 200 enfermeras pidieron ayuda porque les debían 4 meses de sueldos y porque 26 habían sido despedidas sin causa justificada. Más adelante surgirían problemas en otros hospitales, como se registró en las siguientes notas de prensa.

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