En cumplimiento de su misión profesional, miles de periodistas de todo el mundo –mujeres y hombres por igual–, arriesgan cada día sus vidas por ir en busca de una noticia, sin importarles los riesgos que corren. Germán Navarrete era uno de ellos. En la gráfica el reportero cruza el caudaloso río Batá sentado peligrosamente sobre una cuerda, durante un recorrido por el Departamento de Boyacá (Colombia), en Marzo de 1983. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Retando a la muerte por ir en busca de una noticia
En 1983 la Central Hidroeléctrica de Chivor, ubicada en el Departamento de Boyacá, era considerada como la mayor generadora de energía de Colombia, por los mil megavatios que le aportaría a la recién creada infraestructura energética nacional.
El optimismo del país se debía a los anuncios de la empresa Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), en el sentido de que el funcionamiento de Chivor facilitaría un rápido crecimiento económico y social de los sectores industrial, comercial y residencial.
Sin embargo, mientras la primera etapa del proyecto comenzó su construcción en 1970 y concluyó en 1977, la segunda fue inaugurada y entró en operación en 1982, pero en Marzo de 1983 se hallaba paralizada por el bajo nivel de agua en el “Embalse La Esmeralda”, retrasos en la construcción de las obras de la represa y grietas en las paredes del túnel “Tunjita”, que conduciría las aguas del caudaloso Río Batá hasta las Turbinas Pelton, que son las generadoras de energía.
Los atrasos en la terminación del “Proyecto Hidroeléctrico Chivor II” preocupaban al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y al Banco Mundial (BIRF), organismos que financiaban las obras de la Central Hidroeléctrica.
Para conocer directamente sobre el terreno las medidas adoptadas por ISA para resolver los problemas mencionados, el diario EL TIEMPO envió al reportero Germán Navarrete al Municipio “Santa María”, de Boyacá, donde funciona la Central Hidroeléctrica, a 160 kilómetros de distancia de Bogotá, el 6 de Marzo de 1983.
En cumplimiento de su misión periodística, Navarrete aparece en la fotografía revisando uno de los tubos utilizado en el blindaje del túnel denominado “Tunjita”. Varios días después de haber publicado las conclusiones de su recorrido por “Chivor II”, el reportero recibió en su oficina en Bogotá, de uno de los ingenieros del Proyecto, comentarios según los cuales su vida había corrido peligro mortal dentro del túnel. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Para ilustrar la forma como ISA protegió con acero el túnel “Tunjita”, del “Proyecto Hidroeléctrico de Chivor II” en 1983, el Jefe del Departamento de Diseño Gráfico de EL TIEMPO, Beiman Pinilla, elaboró este cuadro.
Y basado en este diseño gráfico, el ingeniero de ISA le explicó al periodista el peligro de muerte al que había estado expuesto, manifestando:
“Al observar la fotografía en la cual revisa un tubo, se concluye:
- ) Usted está parado justo en el borde de una estructura que conduce a un pozo de 230 metros de profundidad;
- ) La persona que corría mayor peligro en ese lugar era usted, porque su cuerpo no estaba asegurado a nada, como se ve en la foto;
- ) Si por cualquier situación accidental usted se hubiera resbalado, o perdido el equilibrio y caído al vacío, no habría tenido nada de dónde agarrarse antes de precipitarse al fondo del pozo. Habrían tenido que recogerlo con cuchara, para citar un adagio popular, y
- ) El cuadro que elaboraron permite señalar que usted estaba peligrosamente parado justo en la línea que divide los sectores 10 y 11, donde se inyectaba concreto para luego cubrir con acero las grietas y fisuras que permitían el ingreso de agua subterránea al túnel”.
Las explicaciones técnicas sobre esta situación no sorprendieron al reportero porque ya se había acostumbrado a correr riesgos en el cumplimiento de su trabajo, como le ocurre a todos los que aman esta profesión en el mundo.
Jorge Gaitán Cortés (Foto de “Cromos” en Urbog)
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que accidentes como el que le habría podido costar la vida al periodista en el pozo de Chivor, ya les han ocurrido a otras personas cuando se hallaban en condiciones similares. Por ejemplo, Jorge Gaitán Cortés, a quien Navarrete conoció cuando el funcionario se desempeñaba como Alcalde de Bogotá. En esa época el niño mensajero de EL ESPECTADOR recogía Boletines de Prensa en el “Edificio Liévano”, donde funcionaba el despacho.
El 14 de Agosto de 1968, Gaitán Cortés se mató al caer accidentalmente desde 7 metros de altura, durante una inspección que hacía a las obras de ampliación del edificio del periódico EL TIEMPO, en Bogotá. Al retirarse de la Alcaldía, Gaitán Cortés había sido designado Gerente del diario por el doctor Eduardo Santos, cuando Abdón Espinosa Valderrama renunció a la gerencia para aceptar el nombramiento de Ministro de Hacienda que le había hecho el Presidente liberal Carlos Lleras Restrepo.
El bajo nivel de las aguas que afectaba a Chivor II
Ingenieros de ISA le explican al reportero de EL TIEMPO una de las causas que demoraban en 1983 la entrada en funcionamiento de la Central Hidroeléctrica de Chivor: el bajo nivel de las aguas del “Embalse La Esmeralda”, que debían estar en el nivel histórico que se aprecia a lo largo de la línea continua que las aguas han marcado sobre las rocas, como se ve en las montañas.
Como consecuencia del fenómeno ambiental que se presenta periódicamente en Colombia con el nombre de “El Niño”, la situación que se registraba hace 41 años en Chivor, por la sequía y ausencia de lluvias en Boyacá, era la misma que se observaba en 2024 en todos los embalses de Colombia, cuando el país se encontraba al borde de racionamientos no solo de agua, sino de energía eléctrica. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Represa del “Embalse La Esmeralda”, de Chivor
La fotografía muestra las obras que en 1983 se adelantaban en la Represa de la Central Hidroeléctrica de Chivor, ubicada en el Municipio “Santa María”, en Boyacá. Al otro lado de la gigantesca estructura cóncava que se aprecia en el lado izquierdo de la gráfica, se depositan miles de millones de metros cúbicos de agua represada en el “Embalse La Esmeralda”, que luego es utilizada en el proceso de la generación de energía eléctrica.
Durante la visita a este lugar uno de los ingenieros de ISA comentó riendo: “Si en este momento, por casualidad, se produjera un terremoto, todos los que estamos aquí de pie desapareceríamos en un segundo, arrasados por la fuerza de las aguas”. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Buscando las fallas de “Chivor II”
Los ingenieros de ISA escuchan los interrogantes del reportero de EL TIEMPO sobre las dificultades que demoraban en 1983 el montaje de las complejas estructuras de la Central Hidroeléctrica de Chivor, en Boyacá. (Fotografía de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Así generan energía las Hidroeléctricas en Colombia
Registro gráfico del montaje de las “Turbinas Pelton”, en la Central Hidroeléctrica de Chivor, en Boyacá, en 1983. A la derecha un ingeniero aparece al lado de una gran rueda de acero denominada “rotor”, que está dotada de “cucharas” diseñadas para generar energía eléctrica al recibir el chorro de agua que les llega a través de las tuberías llamadas “Galería de Presión”. Una vez completado el proceso de montaje, las ruedas o rotores fueron colocadas dentro de las estructuras redondas que se aprecian en la parte superior izquierda, al fondo del taller.
A mediados de Abril de 2024, el “Fenómeno del Niño” provocó una intensa sequía en todas las regiones de Colombia y disminuyó las reservas de agua de los embalses hasta niveles demasiado bajos. Esta situación no permitía que las hidroeléctricas le suministraran adecuadamente al país la energía eléctrica que generan turbinas como las de la gráfica. Mientras se superaba la emergencia, el Gobierno Nacional puso a funcionar al cien por ciento de su capacidad a las Termoeléctricas, que funcionan con carbón, a sabiendas del aporte que este mineral hace al aumento del calentamiento global del planeta.
A pesar de las medidas adoptadas por la Alcaldía Mayor y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), el elevado consumo de agua en los hogares de 8 millones de habitantes de la capital del país y varios municipios del Departamento de Cundinamarca, provocó una disminución acelerada de las reservas de agua del Embalse de Chuza y esto agravó la situación.
Al disminuirse rápidamente el volumen del Embalse de Chuza, que le aporta caudal al Embalse de San Rafael y hace parte del “Sistema Chingaza”, Bogotá no solo racionó el suministro de agua potable a la industria, el comercio y los hogares, sino que comenzó a estudiar la necesidad de hacer un racionamiento de energía eléctrica si no se frenaba el despilfarro de agua. La situación llegó al extremo de tener que aplicar multas a grandes consumidores del líquido, como los lavaderos de carros. Lo anterior debido a que el “Sistema Chingaza” es el que aporta el 70 por ciento del agua potable que se consume en Bogotá. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).