Palabras de Germán Navarrete, pronunciadas el 25 de Marzo de 2016, durante la reunión familiar celebrada en Mandalay (Bogotá), para celebrar los 50 años de edad de su hijo Germán Darío Navarrete Andrade.
En la sociedad contemporánea es muy frecuente que los hijos e hijas les celebren a sus padres todos los cumpleaños. Especialmente cuando llegan a los 10…, 20…, 25…, 30… ó 50 años de matrimonio.
Pero lamentablemente muchos padres y madres, por diferentes motivos ajenos a su voluntad, no tienen la oportunidad de festejar a sus hijos cuando ellos llegan a los 50 años de vida. Algunos no lo hicieron porque les hubiera faltado interés… sino porque no les alcanzó su existencia para ver a sus hijos llegar al coloquialmente denominado “quinto piso”.
En el pasado, entre nuestras Familias ha habido una larga serie de padres que habrían sido muy felices de haber tenido una oportunidad como la que Isabelita y yo tenemos hoy… de alcanzar a ver a sus hijos e hijas cumplir los 50 años de vida.
La existencia maravillosa de esos padres y madres que tantas alegrías nos brindaron cuando nos acompañaron durante su paso por la tierra, quedó truncada con su prematura desaparición.
Por eso hoy, con sentimientos del más puro amor filial por su recuerdo, rindo un homenaje a la memoria de esos padres maravillosos que no están con nosotros pero cuyo recuerdo perdurará para siempre en el libro “Familias Colombianas” que está en elaboración para salir a la luz pública en un año:
El inolvidable Maestro Francisco Javier Álvarez Lozada, los patriarcas Juan Nepomuceno Navarrete Gutiérrez, Emiliano Andrade Oviedo, Antonio Corredor Camargo, Daniel Antonio Sierra Restrepo, Isaías Diosa, Arturo Sierra Mejía, Jesús Fonseca Amézquita, Luis Antonio Santana Cano, los hermanos Lisandro, Luis Alberto y Arquímedes Benjamín Fonseca Camargo, Alfredo y Gustavo Fonseca Navarrete, Jesús María Ramírez Pachón, José Ignacio Gutiérrez Ramírez, Carlos Arturo y Jaime Gutiérrez Navarrete, Tomás Cipriano Pachón Peña, Hernando Sánchez González y tantos otros que dejaron un vacío en nuestros corazones, pero miles de vivencias que nunca olvidaremos.
Homenaje similar le hacemos hoy a las madres amadas que dieron sus vidas por traernos al mundo y a quienes nunca olvidaremos.
¡ Paz en sus tumbas y gracias por el amor que nos brindaron en vida ¡.