Pobre, con 6 hijos y ahora Trillizos
María del Carmen Solano, una mujer pobre y madre de 6 hijos, dio a luz trillizos en la Semana Santa de 1973. Ella y sus pequeñas niñas y niños vivían en un rancho construido con guadua, tela, cartones y latas, en un potrero del barrio “San Miguel”, en los cerros del Suroriente de Bogotá (Colombia). Catorce meses antes la mujer había dado a luz mellizos y la llegada de los trillizos agravó la situación económica de la humilde familia que solo podía consumir medio huevo por niño cada semana, rara vez podían ingerir carne y el resto de alimentos eran mezclados con agua para que pudieran rendir para todos. Esta es una de las campañas sociales de Germán Navarrete, que concluyó con un final de “Cuento de Hadas”. (Foto de Alfonso Ángel, cortesía de EL TIEMPO).
El nacimiento de los trillizos de Semana Santa fue toda una aventura: El compañero sentimental de María del Carmen Solano, José Querubín Ruiz, había abandonado el rancho para viajar al interior de Colombia en busca de un empleo como mecánico de automotores. El Miércoles Santo, a las 3 de la madrugada, comenzaron los dolores de parto. Ella, sola, no tenía a quien acudir, pues vivía con sus 6 hijos pequeños en un rancho ubicado en un potrero maloliente porque era usado como letrina pública por los habitantes del lugar. Una cuñada que estaba pendiente de ella la llevó a esa hora a un paradero de buses pero estaba cerrado. Caminaron media hora hasta una Estación de Policía, donde la ayudaron y la trasladaron al Hospital Materno-Infantil de Bogotá, donde nacieron los bebés, que son atendidos con afecto por las enfermeras. (Foto de Alfonso Ángel, cortesía de EL TIEMPO).
Ocho días después de haber dado a luz trillizos y completar 9 hijos, María del Carmen Solano regresa a su humilde hogar, ubicado en un potrero en los cerros de Bogotá. El conductor del carro de EL TIEMPO, José Santos Moreno y el periodista Germán Navarrete, cargan los talegos con alimentos y ropa que le obsequiaron a la familia las personas que se unieron a la campaña social para remediar en algo la miseria de María del Carmen y sus hijas e hijos. Mientras tanto, el reportero recibió el apoyo de Tulia Eugenia Ramírez de Castellanos, directora del programa de televisión “El ABC de la Mujer”, y de periodistas de las emisoras Radio Santa Fe y Radio Reloj, para buscar en el interior del país a José Querubín Ruiz, padre de los trillizos, con el propósito de permitirle regresar a Bogotá para ponerse al frente de la dramática situación de su familia. (Foto de Miguel Diaz, cortesía de EL TIEMPO).
La campaña social desarrollada por Germán Navarrete en el interior de Colombia, que involucró a Caracol, RCN, Todelar, Radio Santa Fe, Radio Reloj y Radio Sutatenza, con el apoyo de los periodistas Roberto Reyes, Jaime Zamora Marín y Jorge Enrique Pulido, entre otros, permitió localizar a José Querubín Ruiz y ayudarle a regresar a Bogotá, donde se puso al frente de la situación de su familia. José y su mujer, María del Carmen Solano, aparecen con sus 9 hijos en el rancho construido con guadua, cartones, latas y troncos de madera como soporte de la improvisada vivienda, en los cerros de la capital del país. (Foto de Miguel Diaz, cortesía de EL TIEMPO).
En desarrollo de la campaña social promovida desde el periódico EL TIEMPO para proporcionar a los trillizos de Semana Santa una vida digna, varias damas de Bogotá llegaron hasta el tugurio donde vivían José Querubín Ruiz y su mujer María del Carmen Solano, para donarles más alimentos, ropa y una cuna que fue armada sobre el terreno irregular del humilde rancho, a la espera de las gestiones del periodista Germán Navarrete para conseguirle una casa propia a la familia. (Foto de Carlos Caicedo, cortesía de EL TIEMPO).
Tal fue la congestión que se presentó en el rancho de José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano, durante la visita de las personas llevadas por EL TIEMPO al barrio “San Miguel”, en los cerros del Suroriente de Bogotá, que los trillizos debieron ser sacados al aire libre mientras varias damas armaban una cuna dentro de la vivienda improvisada con guadua, tela, cartones y trozos de madera. (Foto de Carlos Caicedo, cortesía de EL TIEMPO).
El respaldo que Colombia le dio a la campaña social emprendida por Germán Navarrete en 1973 para sacar de la miseria a la familia de María del Carmen Solano y José Querubín Ruiz, dio como resultado la donación inicial de alimentos y ropa a los 9 hijos de la pareja y, finalmente, la entrega de una casa propia en el barrio “Quirigua” por parte del que entonces se llamaba “Instituto de Crédito Territorial (ICT)”. En la gráfica la señora y sus hijas e hijos abandonan para siempre el tugurio donde vivieron por espacio de varios meses hasta el nacimiento de los trillizos en Semana Santa, mientras un soldado de la Brigada de Institutos Militares y el periodista cargan las cajas con las donaciones que les hicieron llegar familias caritativas de Bogotá. (Foto de Carlos Caicedo, cortesía de EL TIEMPO).
Mientras sus hijos, descalzos y con las ropas rotas, esperan el momento de ingresar a su nuevo hogar, María del Carmen Solano recibe del Ingeniero Milton Granados las llaves de la casa que el Gerente General del “Instituto de Crédito Territorial (ICT)”, Alberto Vásquez Restrepo, le adjudicó a la familia en el barrio “Quirigua”, ubicado en el Noroccidente de Bogotá y que el periodista autor de la campaña social pidió fuera escriturada a nombre de las hijas e hijos de José y María del Carmen, para garantizar que no fuera vendida si se llegaba a presentar en un futuro la separación de la pareja. Observan la escena, entre otras personas, los reporteros Roberto Reyes, en el extremo izquierdo de la gráfica y Germán Navarrete, en el extremo derecho. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
El reportero gráfico de EL TIEMPO y un camarógrafo del Canal 9 de Televisión registran el instante en el cual María del Carmen Solano ingresa con sus hijas e hijos a la casa propia que le adjudicó el “Instituto de Crédito Territorial (ICT), para garantizarle a la familia una vivienda digna. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Después de sobrevivir durante años en condiciones indignas, por la pobreza, carencia de estudios y falta de empleo de sus padres, las hijas e hijos de José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano muestran en sus rostros, manos y piernas, los efectos de la desnutrición crónica que les dejó la permanencia en sitios insalubres como el potrero donde residieron hasta el momento en el cual el “Instituto de Crédito Territorial (ICT)”, les adjudicó una casa en el barrio “Quirigua”, en el Noroccidente de Bogotá. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Los trillizos estrenan casa
María del Carmen Solano, la humilde mujer santandereana que dio a luz trillizos el Miércoles Santo en Bogotá, (en la foto de la izquierda) abandona el tugurio donde vivió con sus nueve hijos hasta el día en que fue trasladada a la casa propia que le adjudicó el “Instituto de Crédito Territorial (ICT) en el “Barrio Quirigua”, como resultado de la campaña desarrollada por EL TIEMPO y que contó con la colaboración del programa de televisión “El ABC de la Mujer”. A la derecha, la madre de los trillizos aparece en la ventana del segundo piso de su nuevo hogar con un niño en brazos, mientras sus otros hijos y una cuñada observan al público. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
El 27 de Mayo de 1973, como en un “Cuento de Hadas”, la humilde pareja formada por José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano contrajeron matrimonio en la Iglesia del “Barrio Egipto”, al Oriente de Bogotá, después de diez años de haber permanecido en unión libre y traído al mundo a 9 hijas e hijos con quienes sobrevivían en la pobreza absoluta en un potrero del Suroriente de la capital colombiana. La ceremonia católica fue oficiada gratuitamente por el sacerdote Luis Alejandro Jiménez, párroco del lugar y el evento, que atrajo el interés de todo el país, fue cubierto a nivel nacional por la prensa, la radio y la televisión. De izquierda a derecha aparecen el periodista Germán Navarrete, autor de la campaña social, el Embajador de Venezuela en Colombia, Numa Quevedo; José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano; la esposa del Embajador, Doña Yolanda Casas de Quevedo, Isabel Andrade Beltrán y familiares de los contrayentes. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Los nueve hijos que José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano habían tenido durante los 10 años que vivieron en unión libre, fueron bautizados en una ceremonia colectiva oficiada por el Párroco del “Barrio Egipto”, sacerdote católico Luis Alejandro Jiménez. En cuatro de los bautizos sirvieron como testigos el Embajador de Venezuela, Numa Quevedo y su esposa, Doña Yolanda Casas de Quevedo. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
El Párroco del “Barrio Egipto”, sacerdote Luis Alejandro Jiménez, entrega a José Querubín Ruiz el anillo del Coronel Olivo Torres –con el sello del Departamento de Boyacá— y una argolla de Doña Alicia de Escobar, la dama que obsequió el traje de novia, para sellar el matrimonio católico de la pareja. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
Instante en el cual el matrimonio de José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano es bendecido por la Iglesia Católica representada por el Párroco del “Barrio Egipto”, sacerdote Luis Alejandro Jiménez, quien previamente había bautizado a las hijas e hijos de la pareja. La ceremonia tuvo un importante componente de política internacional cuando el Embajador de Venezuela, Numa Quevedo y su señora esposa, Doña Yolanda Casas de Quevedo, actuaron como padrinos de los contrayentes y, al mismo tiempo, sirvieron de testigos en el bautizo de 4 de los hijos de José y María del Carmen. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
La boda de José Querubín Ruiz y María del Carmen Solano tuvo un final feliz en la Iglesia del “Barrio Egipto”, cuando centenares de personas colmaron el templo para presenciar la unión de una pareja que jamás había sentido el afecto masivo de gentes que para ellos eran desconocidas y quienes, a la salida, realizaron la tradicional ceremonia de echarles arroz a los recién casados en señal de buena suerte. En 2021, 48 años después de esta campaña social, miles de familias de Colombia y Venezuela afrontan similar o peor situación que José y María del Carmen, en barrios que no han sido legalizados en Bogotá y otras ciudades, ante el desmesurado aumento de desplazados que llegan a las zonas urbanas y se ubican en laderas de montañas que se derrumban por efectos del invierno, en sitios donde se ven obligadas a construir viviendas improvisadas para huir de los asesinatos, las masacres, las torturas, los abusos, las violaciones y el terror que imponen en los campos de Colombia toda clase de delincuentes y bandas organizadas. (Foto de Enrique Benavides Guerrero, cortesía de EL TIEMPO).
En primer plano, a la izquierda, aparece la niña Sandra Milena Ruiz Solano, quien falleció en el Hospital Materno-Infantil de La Hortúa, en Bogotá, cuando cumplía dos meses de edad. Los trillizos habían sido bautizados el 28 de Mayo de 1973, con el Embajador de Venezuela, Numa Quevedo y su señora esposa, Doña Yolanda Casas de Quevedo como testigos de la ceremonia religiosa. El ex Gobernador de Boyacá (r) Olivo Torres Mojica y su señora esposa, Graciela Cuellar de Torres, habían sido los padrinos del bautizo de la niña. (Foto de Alfonso Ángel, cortesía de EL TIEMPO).
Excelente. Me encanta que hayas leído la historia porque fue una experiencia maravillosa de solidaridad humana con una mujer sola y demasiados hijos y con un hombre sin trabajo, obligado a abandonar a su mujer para irse a lugares remotos en busca de empleo. Me acuerdo perfectamente que cuando lo localicé en la Costa Caribe colombiana y lo traje a Bogotá, les pregunté a ambos: Oigan… llevan bastante tiempo juntos y tienen todos estos hijos… ¿ Por qué no se casan ? y José Querubín me respondió con cara de incrédulo: ¿ Nosotros ?… ¿ Con qué ?… y yo le contesté entre discreto y entusiasmado: ” No se preocupen… de eso me encargo yo…” Y al final resultamos con el Embajador de Venezuela de padrino de los niños, los casé en la Iglesia de Egipto y ahí vemos a centenares de personas emocionadas, echándoles arroz en señal de buena suerte. Qué gran experiencia me hiciste recordar. Y ahí sigo contando más historias de mi vida como periodista, para dejar una huella positiva en la Humanidad. Gracias y bendiciones.
Yo pertenecí a la planta de empleados de Ipasa.
Y recuerdo perfectamente esta historia.