Durante 60 años de matrimonio, Isabel Andrade Beltrán convirtió la acelerada vida de Periodista de Germán Navarrete, en un oasis de paz y tranquilidad. Esta foto fue captada por Rachel May en 2008, en su estudio de Toronto (Canadá), al cumplir la pareja 43 años de una unión en la cual siempre han reinado el respeto, el amor y la admiración de Germán hacia Isabel, no solo por su condición de mujer, sino por reconocer que ella sacrificó su juventud y su existencia por dedicarse totalmente a atenderlo a él, a dos hijas y dos hijos. Hoy todos nosotros la amamos como el tesoro más bello que Dios nos dio.

Cuando se acerca el Final de la Vida

Al avanzar rápidamente hacia los noventa años de edad, es necesario comenzar a pensar en la ineludible cercanía del final de mi existencia en la Tierra.

Por eso a partir de hoy, con la colaboración de la Agencia Editora de Contenidos y Creadora de Páginas Web erleyonline.com, me propongo acelerar la recopilación de mis experiencias de periodista, para atender así la solicitud que me formularon los nietos hace varios años.

Algunos de los factores que me motivan para tomar esta decisión son, entre otros, los siguientes:

  1. ) De todos los familiares de mis padres, gracias a Dios soy uno más de quienes hemos logrado comenzar el camino hacia los noventa años de edad, con el pleno dominio de nuestras facultades físicas y mentales;
  2. ) Con mi divina esposa superamos exitosamente la Pandemia del Covid 19, mientras veíamos fallecer a parientes, amigos y conocidos;
  3. ) Soy sobreviviente del equipo internacional de periodistas que hace 48 años trabajó con el Departamento de Estado de los Estados Unidos, en la estrategia de comunicaciones del Bicentenario con el cual la Unión Americana festejó 200 años de la Independencia de Inglaterra. Y en la actualidad voy a cumplir 7 años de haber publicado –en inglés y español–, el libro “250 años de la Independencia de los Estados Unidos”, que se celebrarán a partir del 4 de Julio de 2026 y hasta 2027;
  4. ) A los 81 años de edad aún conservo intactas en la memoria múltiples experiencias de la actividad periodística que, por más de medio siglo, tuve la oportunidad de adelantar en Colombia, Estados Unidos, Europa y Suramérica. Por eso me propongo dejarlas como un legado para unos hijos e hijas que están próximos a cumplir 60 años de edad y para la docena de nietas y nietos que se acercan a los 30 años de edad cada uno.

Cómo era Bogotá al cumplir 400 años

Una de mis primeras experiencias de vida se relaciona con la Bogotá de mi niñez y adolescencia. La ciudad, fundada el 6 de Agosto de 1538 por Gonzalo Jiménez de Quesada, tenía este aspecto en 1938, cuando cumplió 400 años. Esta gráfica, hermosa desde el punto de vista arquitectónico, fue tomada por el abogado y Senador liberal boyacense Plinio Mendoza Neira desde la terraza del Capitolio Nacional y permite apreciar en la parte superior, detrás del árbol, el “Edificio Manuel Murillo Toro”, donde funcionó el Ministerio de Comunicaciones después de ser demolido el “Claustro de Santo Domingo” y que actualmente es sede del Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicaciones (MINTIC). Este era el aspecto que tenía la “Plaza Mayor de Santafé de Bogotá” antes del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, ocurrido el 9 de Abril de 1948.

La imagen del Libertador Simón Bolívar estaba rodeada por cuatro fuentes luminosas que en las noches deleitaban a los turistas nacionales y extranjeros que se alojaban en los dos hoteles que funcionaban en el lugar. El primero del extremo izquierdo era de propiedad del padre de Doña Maruja Rojas Vargas, quien llevaba la contabilidad del establecimiento y se desempeñó después durante 45 años como Cajera General de EL ESPECTADOR, por solicitud de Don Gabriel Cano Villegas, Director del diario y quien me inició en la profesión desde mis doce años de edad, como se explica en el artículo “EL ESPECTADOR 135 años de historia”, en esta Página Web.

En la actualidad, del panorama de esta fotografía solo queda la Estatua del Libertador Simón Bolívar, porque el sector fue pavimentado totalmente para dar cabida a unas 25.000 personas cuando se realizan manifestaciones políticas. El costado Norte de la plaza, donde funcionaban los hoteles y las casas de dos pisos que se ven al lado derecho de la fotografía, fue demolido por completo para albergar el Palacio de Justicia, destruido el 6 y 7 de Noviembre de 1985, durante la “toma” por el Movimiento 19 de Abril (M19). En su reemplazo se construyeron los edificios que hoy albergan las oficinas donde trabajan los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia. En el lado derecho de la gráfica tres personas avanzan hacia los rieles del tranvía, en el lugar donde daba la curva al entrar a la “Plaza Mayor de Santafe de Bogotá”.

La importancia de ser mensajero a los 12 años

Mi designación como mensajero de EL ESPECTADOR en 1955 –después de haber comenzado como “limpiador de espacios” en la Sección de Armada–, me abrió las puertas del mundo porque con el paso de los meses hice amistad con gente importante que en otra clase de empleo jamás habría conocido. Esto por lo siguiente:

  1. ) Me correspondía visitar dos veces al día el Palacio de San Carlos (ubicado frente al Teatro Colón y donde funcionaba la Presidencia de la República), para recoger los Boletines de Prensa. Aun cuando en un comienzo me portaba con timidez ante personas importantes porque solo tenía la educación de un muchachito de quinto año de primaria, poco a poco los periodistas comenzaron a apreciarme por mi decencia y seriedad. Gracias a estas oportunidades conocí al poeta Juan Castillo Muñoz, quien además de ser el Director de Información de la Presidencia era un miembro importante de la Academia Boyacense de Historia y de la Sociedad Bolivariana del Magdalena. Años más tarde Don Antonio Cruz Cárdenas, Jefe de Redacción de la Oficina de Prensa de la Presidencia de la República, también me honró con su aprecio;
  2. ) Además del Palacio de San Carlos, visitaba dos veces al día al Edificio Liévano (que aún hoy es sede de la Alcaldía de Bogotá), para recoger Boletines de Prensa. En esa época los Alcaldes de la capital del país no eran elegidos por el pueblo. Eran nombrados por los Presidentes de la República, escogidos de listas presentadas por los dos únicos partidos políticos de la historia de Colombia: el Liberal o el Conservador. Entre los Jefes de Prensa de la Alcaldía que más me colaboraron cuando me desempeñaba como periodista, se destacó Jorge Orjuela Solano;
  3. ) La Gobernación de Cundinamarca –ubicada al lado de la Iglesia de San Francisco–, era uno de los lugares que más llamaba mi atención, porque diariamente me enteraba de situaciones que se relacionaban con lugares que yo no conocía: Funza, Mosquera, Madrid, La Calera, Chía, Sopó, etc. A mi mente viene el recuerdo de una gran cantidad de dirigentes políticos que se reunieron en la gobernación el 16 de Julio de 1956 para hacerle un homenaje a Antonio Nariño. Ese día me hicieron ir varias veces por Boletines de Prensa y otros documentos, situación que me causó gran alegría por todo lo que ví y aprendí;
  4. ) Diariamente, además, me enviaban a los ministerios de Hacienda y Agricultura; a Bancos, a Embajadas y a diversas oficinas del Senado y la Cámara de Representantes, que funcionaban en el Capitolio Nacional. Hoy los parlamentarios trabajan en un edificio paralelo a la Casa de Nariño. Para un niño hiperactivo, que preguntaba de todo, que se maravillaba de todo lo que aprendía diariamente, esta fue una época inolvidable. Dos años después, del niño tímido de la fotografía que acompaña esta nota, pasé a ser un muchacho hiperactivo que se entusiasmaba con todo lo que veía y escuchaba y y siempre quería saber más y más sobre Bogotá, sobre Cundinamarca y sobre Colombia.

Salvado de morir quemado en EL ESPECTADOR

La vida de Germán Navarrete y la historia de su superación personal no habrían podido ser contadas, si el niño de 9 años hubiera muerto quemado durante las violentas pedreas contra las oficinas, los salvajes ataques a los repartidores del periódico, el incendio, la quema de muebles, la destrucción masiva de automotores y los saqueos realizados en el interior del edificio donde funcionaba EL ESPECTADOR el 6 de Septiembre de 1952, por la insistencia de su madre, María del Carmen Navarrete Gómez, de resistirse a abandonar su puesto de trabajo en el sótano donde ella aseaba los linotipos, los talleres y la Armada.

La señora y el niño tuvieron que ser obligados casi por la fuerza a salir del lugar, pocos minutos antes de que un gran número de personas furiosas atacaran, quemaran y destruyeran el edificio por razones de índole política, como lo muestra la gráfica. Los violentos, como lo contó después Don Guillermo Cano Isaza, Director del diario, atacaron a los repartidores que acababan de recibir miles de ejemplares para distribuirlos en la ciudad, les destruyeron las bicicletas, quemaron los periódicos y pincharon las llantas de los vehículos que se hallaban estacionados a lado y lado del edificio.

A tres cuadras de distancia, mientras tanto, un centenar de energúmenos apedreaban y también quemaban el edificio donde funcionaba el periódico EL TIEMPO, haciendo disparos al aire para intimidar a los periodistas y a los empleados de la sección administrativa. En la Plazoleta de Santander fue atacada e incendiada la sede del Partido Liberal. Ataques similares se produjeron contra las residencias de los jefes del Partido Liberal en Bogotá, Alfonso López Pumarejo y Carlos Lleras Restrepo. Las pedreas e incendios constituyeron un acto de represalia oficial porque tuvieron lugar cuatro días después de que cinco policías del gobierno del Presidente conservador Roberto Urdaneta Arbeláez murieron en el Departamento del Tolima en enfrentamientos con guerrilleros liberales. Así lo demostraron posteriormente los dirigentes liberales.

El haber sobrevivido milagrosamente a semejante ataque y destrucción de las oficinas de EL ESPECTADOR, me permite hoy contar la historia del niño que nació en la pobreza en 1943 en el barrio de desplazados “La Perseverancia” –ubicado en los Cerros Orientales de Bogotá– y que solo pudo recibir educación hasta el quinto año de primaria, sin oportunidad alguna de estudiar la Secundaria (conocida en Colombia como el Bachillerato) y mucho menos de poder aspirar a ingresar a una Universidad.

Al mismo tiempo esta es una oportunidad adecuada para explicar y entender cómo, del niño sin estudios ni oportunidades de progreso intelectual que era en 1955, Navarrete se convirtió en el autodidacta que diecinueve años más tarde –en 1974– entró a formar parte del selecto grupo de profesionales colombianos que trabajaron con el Departamento de Estado de los Estados Unidos, en Bogotá y Washington, luego de haberse desempeñado con éxito como periodista en dos de los más importantes periódicos de Colombia: EL ESPECTADOR y EL TIEMPO. (Foto cortesía de EL ESPECTADOR).

Una foto para la historia política de Bogotá

A la edad de cinco años, el pequeño Germán Navarrete era llevado por su madre, María del Carmen Navarrete Gómez, al centro de la ciudad para que escuchara –sentado en las aceras de las vías de Bogotá–, los vibrantes discursos que pronunciaba ante millares de trabajadores de la clase obrera, el entonces caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán (tercero de izquierda a derecha), que siempre terminaban con su grito de batalla contra la que él llamaba “oligarquía colombiana”: ¡ A LA CARGA ¡.

En esta fotografía (que constituye un tesoro para la historia política de Bogotá porque fue captada pocos días antes del asesinato del caudillo), Gaitán aparece observando al entonces Director de EL TIEMPO, Roberto García Peña (segundo de izquierda a derecha y quien en la década de los años 70 del Siglo XX se convirtió en uno de los pilares de la carrera periodística de Germán Navarrete, al ingresar al diario por solicitud de Don Enrique Santos Castillo, el Jefe de Redacción).

En el extremo izquierdo aparece el economista y abogado Enrique Low Murtra, quien, como Ministro de Justicia del Presidente Virgilio Barco Vargas, firmó en 1991 las órdenes de extradición a Estados Unidos, de los jefes del Cartel de Medellín, los narcotraficantes Pablo Escobar Gaviria, Gonzalo Rodríguez Gacha (El Mejicano) y los hermanos Ochoa (Fabio, Jorge Luis y Juan David). Por esta actitud valiente, Low Murtra fue asesinado el 30 de Abril de 1991, a la salida de la Universidad de La Salle, donde semanas después nuestra hija María Isabel Navarrete Andrade estudiaría su Carrera de Arquitecta.

En el extremo derecho de la foto aparece el entonces Ministro de Salud, Antonio Ordóñez Plaja. (Foto cortesía de EL TIEMPO).

German Navarrete

El periodista con 5º año de educación primaria

El año de 1958 marcó el punto de partida de la trayectoria profesional periodística de Germán Navarrete, a los 15 años de edad, al ser designado por el Jefe de Personal de EL ESPECTADOR, Alberto Garrido Solano, como receptor oficial de las radiofotos que llegaban diariamente de la United Press International (UPÌ), con sede en Nueva York, a través de una máquina cuyas características están descritas en el capítulo relacionado con la niñez del joven, quien aquí aparece sonriente con su señora madre, María del Carmen Navarrete Gómez.

En la habitación donde fue tomada esta gráfica Germán recibía las radiofotos, las revelaba en el cuarto oscuro de la Sección de Fotografía y las entregaba a los Jefes de la Sección Internacional Fabio Isaza y Enrique Reyes Vásquez. Y fue precisamente aquí donde el muchachito que solo había cursado hasta quinto año de educación primaria en una escuela pública del “Barrio Cundinamarca”, en Bogotá, logró el 13 de Octubre de 1960 una primicia internacional para EL ESPECTADOR: el asesinato del candidato a Primer Ministro de Japón, Inejiro Asanuma, quien en esa época se había aliado con Mao Tse Tung, Primer Ministro de la China comunista y también planeaba unirse a la Unión Soviética, para iniciar una nueva guerra de 3 países contra Estados Unidos Ese tema y la foto del asesinato aparecen en esta página web bajo el título “Mi primera chiva”.

Entre 1958 y 1960, con el firme propósito de aprender a escribir en máquina tan rápido como el Maestro de los periodistas, José Salgar y como los linotipistas Celia Morales, Francisco Pulgarín, Juan Maldonado y otros 20 a los cuales rindió homenaje póstumo en el artículo “Mi niñez en EL ESPECTADOR” –publicado en esta página web–, Germán invirtió parte de su modesto salario de mensajero de la Redacción y receptor de radiofotos, para estudiar mecanografía en una academia de señoritas denominada “Unión Femenina de Colombia”, en un edificio de la Avenida Jiménez con carrera quinta de Bogotá. En ese lugar el adolescente era el único varón entre 60 niñas.

Una vez culminó su formación de mecanógrafo se le encargó la tarea de recibir las noticias de los corresponsales de EL ESPECTADOR en Cali (Manuel Vicente Guevara Triana); Medellín (Rodrigo Pareja); Barranquilla (Aquiles Berdugo); Tunja (Henry Sánchez Olarte), Pereira (César Augusto López Arias) y otras ciudades. Los periodistas dictaban sus noticias por teléfono, Navarrete las escribía en su máquina Royal y las entregaba al Jefe de Corresponsales, Luis Elías Rodríguez. En la mente del joven de 17 años cada palabra, cada frase, cada párrafo y cada título de las noticias que recibía, eran asimiladas como una clase de periodismo.

La repetición diaria de este trabajo durante varios años representó para Germán el equivalente a una carrera universitaria porque se familiarizó con la manera de presentar noticias nacionales e internacionales y esto despertó el interés por aprender más sobre la historia, el desarrollo y la cultura de Colombia, Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Holanda y otras naciones de Europa, países que años después visitaría por invitaciones de los gobiernos.

Gracias a esta formación empírica, el 12 de Enero de 1967 Navarrete fue incorporado oficialmente a la nómina de reporteros del periódico, con una crónica sobre la discoteca Go-Go “El Infierno”, en la cual relató la muerte del universitario Filiberto Sánchez por disparos que le hizo José Levy Díaz Velandia, debido a situaciones que Filiberto tenía con la esposa de José. (Foto cortesía de EL ESPECTADOR).

EL TIEMPO “preocupado por Germán Navarrete”

En sus comienzos como Reportero de EL ESPECTADOR, Germán Navarrete fue asignado a la Redacción Judicial, sección que le brindó la excelente oportunidad de estudiar las características y las consecuencias sociales y económicas que se derivaban de la actividad criminal de atracadores de bancos, violadores de mujeres, rateros callejeros y toda clase de asesinos y hampones que en ese tiempo actuaban en la ciudad.

El tener diariamente acceso a miles de denuncias que presentaban los ciudadanos hora tras hora ante los despachos que en esa época se llamaban “Comisarías de Policía”, dependientes del Ministerio de Justicia y ubicadas en el centro, Norte, Sur y Occidente de Bogotá, hizo surgir en la mente del aprendiz de reportero una idea original: crear su propio archivo de fotografías de delincuentes.

Como resultado de todo lo anterior y por la calidad de los informes judiciales que publicaba, Navarrete fue conocido a nivel nacional por la serie de “chivas” que logró en las décadas de los años 60 y 70 del Siglo XX. Algunas de estas primicias fueron recibidas con inquietud en el diario EL TIEMPO, donde no entendían cómo un adolescente que solo había estudiado hasta quinto año de primaria conseguía primicias que periodistas con mayor experiencia y formación universitaria no lograban.

La más importante de esas noticias de esa época, recibida con preocupación por las directivas de EL TIEMPO por haber sido lograda por “un muchachito llamado Germán Navarrete”, fue la relacionada con el secuestro del Cónsul de Suiza y el hijo del Embajador de ese país en Colombia, delito perpetrado en la ciudad de Cali el 5 de Octubre de 1969.

Por tratarse de una actividad criminal que involucraba a una Misión Diplomática europea, el entonces Presidente de la República, Carlos Lleras Restrepo, le ordenó perentoriamente a los Comandante del Ejército y la Policía, así como al Jefe del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), Gustavo Adolfo Gordillo, manejar de manera totalmente confidencial y en privado todas las comunicaciones relacionadas con el secuestro de los suizos. Pero en especial, no permitir que ningún periodista se enterara de lo ocurrido, para no causar preocupaciones en el país, ni alterar la tranquilidad social nacional.

Cuando le presenté mi trabajo al Subjefe de la Redacción Nocturna, Luis Eduardo Palomino Diaz, me miró con el ceño fruncido y me expresó su intención de no autorizar la publicación de la noticia, porque le parecía increíble que ninguna Emisora de Radio de la importancia de Caracol, RCN, Todelar o Radio Santa Fe, hubieran dicho nada sobre un acontecimiento tan grave para el Orden Público de Colombia, que nunca había ocurrido en el país. Yo, por mi parte, la defendí diciéndole que precisamente era porque nadie más que nosotros teníamos una chiva de semejante magnitud. Palomino insistió en dudar de la veracidad de la noticia y al ordenar su publicación me dijo: “Navarrete, le advierto que esto sale mañana… ¡ pero usted es el único responsable si su informe llega a salir falso ¡”.

Al día siguiente, cuando Don Hernando y Don Enrique Santos Castillo vieron mi noticia publicada modestamente a una columna en la primera página de EL ESPECTADOR Edición Bogotá, se armó un alboroto de grandes dimensiones, porque las Agencias Internacionales de Noticias UPI, AP, France Press y las Emisoras de Radio de Colombia, hicieron eco de la noticia desde las primeras horas del día, dándole crédito a EL ESPECTADOR.

Para contrarrestar la chiviada, EL TIEMPO publicó la ampliación del suceso al tercer día, a ocho columnas en la primera página de su Edición Nacional. De esta manera quedaban plenamente confirmados la veracidad de mi informe y la gravedad que el doble secuestro representaba para la sociedad colombiana.

Ante el enorme despliegue hecho por la competencia, Don Gabriel Cano Villegas, Don Guillermo Cano Isaza y Don José Salgar Escobar –mis superiores en EL ESPECTADOR–, no solo festejaron el éxito periodístico del momento, sino que aumentaron su confianza en mi trabajo de reportero.

Una vez superó con éxito su formación como reportero judicial, Navarrete fue asignado a la Sección Bogotá. Precisamente, al término de una entrevista sobre el transporte en la capital del país, la fotografía muestra al Secretario del Departamento de Tránsito y Transportes de Bogotá (DATT), Jorge Enrique Franco Martínez, cuando saluda efusivamente a Don Luis Gabriel Cano Isaza, Gerente General de EL ESPECTADOR, en presencia del Gerente de la Empresa Distrital de Transportes Urbanos (EDTU) Melquiades Carrizosa Amaya (en el extremo izquierdo). En esa oportunidad Germán Navarrete (segundo de izquierda a derecha) fue el encargado de hacer la presentación de los funcionarios ante el Gerente. (Foto cortesía de EL ESPECTADOR).

Periodismo en zona guerrillera

Durante los primeros años de su carrera profesional, Germán Navarrete ejerció la difícil labor de reportero en las denominadas “Zonas Rojas”, caracterizadas por la presencia de guerrillas y en las cuales comenzaban a observarse actividades de narcotráfico. Durante uno de los reportajes adelantados para el diario EL ESPECTADOR en la vereda “El Retorno”, en jurisdicción de San José del Guaviare, el periodista aparece cuando era requisado por un integrante de las autodenominadas Fuerzas Armadas de Colombia FARC. (Foto de José del Carmen Sánchez Puentes, cortesía de EL ESPECTADOR).

En aviones de la FAC, por el interior de Colombia

Durante los casi veinte años en los cuales trabajó como periodista en EL ESPECTADOR, Germán Navarrete cubrió toda clase de noticias. Desde abaleos y terremotos en el centro de Bogotá, hasta el Reinado Nacional del Bambuco en Neiva, rescates de víctimas de accidentes aéreos, la visita a Colombia del Papa Paulo VI –quien fue recibido en Bogotá por el entonces Alcalde Virgilio Barco Vargas– y reportajes al astro del fútbol Pelé y el cantante francés Charles Aznavour a su paso por la capital colombiana.

En la gráfica, durante uno de los desplazamientos por el interior de Colombia, el periodista (de camisa blanca y corbata), avanza a pie por una carretera veredal en compañía del Reportero Gráfico Vladimiro Posada, mientras el camarógrafo Jairo Higuera se encargaba de filmar las escenas que iban surgiendo en el recorrido.

La década de los años 70 del Siglo XX se caracterizó por los viajes que durante algunos fines de semana hizo el periodista en aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) a las que entonces se llamaban Intendencias y Comisarias (hoy Departamentos), para hacer reportajes sobre los comienzos del narcotráfico en Colombia y profundizar en sus estudios sociales sobre las poblaciones indígenas y campesinas de la Colombia que era desconocida para la mayoría de habitantes de Bogotá. (Foto cortesía de EL ESPECTADOR).

De reportero a dirigente de Periodistas

El 9 de Octubre de 1974 se realizó en la “Capital Petrolera de Colombia”, Barrancabermeja, el Octavo Congreso de la Asociación Colombiana de Periodistas (ACP), de la cual Germán Navarrete era Tesorero Nacional. El evento fue instalado por el Presidente Alfonso López Michelsen, quien asistió en compañía de 4 Ministros: Jaime García Parra, de Educación; Eduardo del Hierro Santa Cruz, de Minas y Energía; María Helena Jiménez de Crovo, de Trabajo y Hernando Durán Dussán, de Educación, además del Secretario General del Instituto de Crédito Territorial (ICT), Hediel Saavedra y el Jefe de Corresponsales de EL ESPECTADOR, Luis Elías Rodríguez.

Durante tres días, 120 periodistas de Medellín, Tunja, Santa Marta, Armero, Armenia, Buga, Manizales, Cartagena, Florencia, Riohacha, El Espinal, Popayán, Pasto, Sincelejo, Villavicencio y Barrancabermeja, deliberaron con 25 reporteros de Bogotá, sobre la necesidad de que el Congreso de la República tramitara un Proyecto de Ley presentado por la Asociación para profesionalizar el trabajo intelectual del periodismo colombiano.

El congreso concluyó exitosamente cuando el Presidente López Michelsen aceptó los argumentos de los periodistas y les anunció que convertiría en realidad su aspiración de obtener un documento que les reconociera su calidad intelectual.

Las gestiones posteriores de los directivos de la ACP, el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y otros gremios periodísticos ante el Congreso de la República, lograron la expedición de la Ley 51 de 1975 y a partir de Junio de 1978 el Ministerio de Educación expidió las primeras Tarjetas de Matrícula Profesional del Periodismo. De esta manera se demostró que para ejercer el periodismo se requiere formación académica y experiencia profesional, factores que constituyen garantía de que la ciudadanía reciba información pública proveniente de fuentes serias y objetivas.

Para celebrar el éxito del congreso, el Alcalde de Barrancabermeja ofreció una recepción a los periodistas en el Hotel Pipatón. En ese acto, Germán Navarrete, Redactor de EL TIEMPO, aparece rodeado por un ramillete de bellas damas encargadas del Protocolo del evento, mientras en las escaleras posan para la foto los reporteros Ramiro Castellanos (segundo de izquierda a derecha), Redactor Judicial de EL TIEMPO y José Gómez, Jefe de la Oficina de Prensa del Senado de la República, de traje oscuro y buzo negro. El fotógrafo y el periodista que aparece de tercero de izquierda a derecha, eran enviados del periódico “Vanguardia Liberal”, de Bucaramanga. (Foto cortesía de EL TIEMPO).

En 1998 la Corte Constitucional, por medio de la Sentencia C 087, dejó sin efecto la Ley 51 de 1975 por considerar que la libertad de expresión, el acceso a la información y compartir datos con otras personas son derechos humanos fundamentales que no pueden ser otorgados a una profesión específica. A esto se debe que hoy en Colombia cualquier persona puede autoproclamarse periodista por el hecho de escribir algo, hablar por un micrófono o aparecer ante una cámara, a pesar de que no haya estudiado esa profesión, ni reúna los requisitos académicos para ejercerla.

Próxima entrega: Reuniones con Jefes de Estado

4 comentarios en “Cuando se acerca el Final de la Vida”

  1. Maria Isabel Navarrete Andrade

    Mi querido padre, te felicito porque hace muchos años te habías propuesto escribir todas y cada una de tus historias vividas y ahora lo estas haciendo realidad.
    No se si recuerdas que cuando yo era una niña, me fascinaba escucharte contándole a la familia todas las historias de tu niñez y de tu trabajo. Era como si viviera una película de acción, narrada por ti mismo, con esa gracia y agilidad que siempre te ha caracterizado. Ya siendo una jovencita, algún día te dije que deberías plasmar todas tus vivencias en un libro y, hoy en día, es precisamente lo que estas logrando hacer. Eso me hace muy feliz por ti y llena mi corazón de alegría. Le doy gracias a Dios porque te ha mantenido sano y con tu mente lucida para que puedas recordar cada detalle igual que como hace 60 y 70 años atrás.

    Pienso que, en esta vida afanada que
    llevamos los adultos hoy en día, se necesita enfoque, disciplina y perseverancia para hacer lo que hoy estas logrando con tus escritos. Nuevamente te felicito por tu logro con este libro.

    Maria Isabel Navarrete Andrade
    Abril 20 de 2024

    1. Divina niña: Mil gracias por tus palabras. En realidad, cada día que pasa es más emocionante para mí, que el anterior. Vivo mi existencia con alegría, con entusiasmo, con ganas de aprender más sobre los seres humanos. Te repito: Para mí cada persona es un mundo maravilloso, un universo de conocimientos, de experiencias, de emociones. Y por eso les sugiero a quienes veo que van con el padre o la madre, que hablen con ellos, que les pregunten sobre sus existencias, sobre qué les gustó de la vida, etc. para que comprendan mejor a sus padres, a sus abuelos y no pierdan la oportunidad de guardar esos conocimientos, esas experiencias, en relatos que cada persona puede trasladar a una carpeta y a un Word donde vaya formando su propia historia familiar, su Árbol Genealógico, etc. Por otra parte, en cada escrito que he ido dejando en la Página Web trato de transmitir mensajes positivos para nuestras hijas, nuestros hijos, las nietas y nietos. Mauricio es otro que, como vive a toda hora visitándonos, comparte todas mis emociones. Gracias, amada niña mía. Besitos y saludos de Mashita, ese otro tesorito que todos tenemos en el hogar. Saludos a Oscar y a sus lindos hijos. Chao.

    2. Que lindo mensaje hermanita. Ese padre nos marco la vida a todos y afortunadamente de manera muy positiva. Padre de ti siempre tendremos los mejores recuerdos y agradecimiento por la formación y las ganas de TRIUNFAR. Le doy gracias a la vida por haber tenido esos padres que nos han amado tanto.

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